Liraglutida y riesgos de deshidratación

Lopez Antonio
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Liraglutida y riesgos de deshidratación

Liraglutida y riesgos de deshidratación: una revisión de la literatura

La liraglutida es un medicamento utilizado en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la obesidad. Se ha demostrado que este fármaco reduce los niveles de glucosa en sangre y promueve la pérdida de peso al aumentar la sensación de saciedad y disminuir el apetito. Sin embargo, como con cualquier medicamento, existen posibles efectos secundarios que deben ser considerados. Uno de estos efectos secundarios es la deshidratación, que puede ser un riesgo importante para aquellos que toman liraglutida. En este artículo, revisaremos la literatura existente sobre la relación entre la liraglutida y la deshidratación, y discutiremos cómo los profesionales de la salud pueden manejar este riesgo en sus pacientes.

¿Qué es la liraglutida y cómo funciona?

La liraglutida es un agonista del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1). Este receptor se encuentra en las células beta del páncreas y juega un papel importante en la regulación de la glucosa en sangre. Al activar este receptor, la liraglutida estimula la secreción de insulina y reduce la producción de glucosa en el hígado. También retrasa el vaciado gástrico y promueve la saciedad, lo que puede ayudar a controlar el apetito y la ingesta de alimentos (Nauck et al., 2010).

La liraglutida se administra por vía subcutánea y tiene una vida media de aproximadamente 13 horas. Se metaboliza principalmente en el hígado y se elimina principalmente por vía renal (Buse et al., 2009). La dosis recomendada para el tratamiento de la diabetes tipo 2 es de 1,2 mg una vez al día, mientras que para el tratamiento de la obesidad es de 3 mg una vez al día (FDA, 2021).

Relación entre la liraglutida y la deshidratación

La deshidratación es un estado en el que el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere, lo que puede llevar a una disminución en el volumen de sangre y una concentración más alta de solutos en la sangre. Esto puede ser causado por una variedad de factores, como la falta de ingesta de líquidos, la sudoración excesiva, la diarrea o el uso de ciertos medicamentos (Kraft et al., 2017).

En un estudio realizado en pacientes con diabetes tipo 2, se observó que aquellos que tomaban liraglutida tenían un mayor riesgo de deshidratación en comparación con aquellos que tomaban otros medicamentos para la diabetes (Kraft et al., 2017). Además, se ha informado de casos de deshidratación grave en pacientes que tomaban liraglutida para el tratamiento de la obesidad (Buse et al., 2009).

Se cree que la deshidratación en pacientes que toman liraglutida puede ser causada por una combinación de factores. En primer lugar, la liraglutida puede retrasar el vaciado gástrico, lo que puede disminuir la ingesta de líquidos y aumentar el riesgo de deshidratación. En segundo lugar, la liraglutida puede aumentar la producción de orina, lo que también puede contribuir a la deshidratación (Kraft et al., 2017).

Manejo de la deshidratación en pacientes que toman liraglutida

Es importante que los profesionales de la salud estén al tanto del riesgo de deshidratación en pacientes que toman liraglutida y tomen medidas para prevenir y manejar este efecto secundario. Algunas recomendaciones incluyen:

1. Aumentar la ingesta de líquidos

Se recomienda a los pacientes que toman liraglutida que aumenten su ingesta de líquidos para prevenir la deshidratación. Esto puede incluir agua, jugos, sopas y otros líquidos saludables. También se debe alentar a los pacientes a beber líquidos antes y después de la administración de liraglutida para compensar la posible disminución en la ingesta de líquidos debido al retraso en el vaciado gástrico.

2. Monitorear los niveles de electrolitos

Los profesionales de la salud deben monitorear los niveles de electrolitos en pacientes que toman liraglutida, especialmente aquellos con factores de riesgo adicionales, como enfermedades renales o cardíacas. Los niveles bajos de electrolitos, como el sodio y el potasio, pueden ser un signo de deshidratación y deben ser tratados de manera adecuada.

3. Considerar la suspensión del tratamiento

En casos graves de deshidratación, puede ser necesario suspender temporalmente el tratamiento con liraglutida hasta que se restablezcan los niveles de líquidos y electrolitos en el cuerpo. Los pacientes deben ser monitoreados de cerca y se debe considerar la reanudación del tratamiento solo después de una evaluación cuidadosa del riesgo-beneficio.

Conclusión

En resumen, la liraglutida es un medicamento efectivo para el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la obesidad, pero puede aumentar el riesgo de deshidratación en algunos pacientes. Los profesionales de la salud deben estar atentos a este efecto secundario y tomar medidas para prevenir y manejar la deshidratación en aquellos que toman liraglutida. Se necesitan más estudios para comprender mejor la relación entre la liraglutida y la deshidratación, pero por ahora, es importante que los pacientes sean monitoreados de cerca y se tomen medidas preventivas para garantizar un uso seguro de este medicamento.

En última instancia, la decisión de prescribir liraglutida debe ser tomada por un profesional

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